"... una mujer desnuda y en lo oscuro exorcisa por una vez la muerte".
Nunca se me dio la poesía. Nunca. Excepto algún que otro poema de Jorge Luis Borges, algunas de Becker, por supuesto las historias de los famas, los cronopios y las esperanzas del eterno Cortázar, Becket, Neruda y algunos fragmentos de Berger. No mucho más. No soy un gran disfrutador de la poesía, ni un gran lector de poemas.
Así y todo mi preferido es don Mario Benedetti. No sé si son sus palabras o su capacidad para que pueda por momentos, frágiles, escasos, fugaces, insospechados, recortar con sus tijeras -robadas y devueltas por mal uso- algunos vocablos que me acerca lo cotidiano.
Y aparece, a veces, Don Mario. Como hoy.
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